Protocolo de Kyoto

    El acuerdo para reducir 5,2 por ciento en 2012 las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzado en la Tercera Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrada del 1 al 11 de diciembre en Kioto, Japón, ya es considerado un tratado a medias, lleno de lagunas. Muchos de los temas causantes de división, entre ellos el polémico comercio de emisiones, no fueron resueltos, quedando pospuestos para discusiones a celebrarse el año próximo.


    Aún así, es la primera vez que 34 países industrializados se comprometen legalmente a metas para la reducción de la producción de gases con efecto invernadero, causantes del recalentamiento del planeta. Estos mismos países se comprometieron en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 a reducir las emisiones en el año 2000 a los niveles de 1990. Pero la mayoría no lo hizo. En efecto, sus emisiones aumentaron entre ocho y nueve por ciento desde 1990.


    Después de extender un día las conversaciones fijadas entre el 1 y el 10 de diciembre, negociadores de 160 países ratificaron formalmente el protocolo de Kioto. Finalmente Estados Unidos, el mayor productor de dióxido de carbono responsable del 25 por ciento de las emisiones totales, dijo que las reduciría siete por ciento por debajo de los niveles de 1990 antes del 2012. La Unión Europea, que había buscado una reducción uniforme de 15 por ciento entre los países industrializados, dijo que reducirá las emisiones ocho por ciento en el 2012 y Japón se comprometió a reducirlas en seis por ciento en ese año.


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